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Repensar la tecnología,

Cómo COVID-19 está cambiando lo que

pensamos de la tecnología de seguridad.

Social Distance

Octubre, 2020

 

El estilo de vida cambió para todos nosotros con el fin de cumplir con las regulaciones de salud para minimizar la propagación del virus COVID-19 y facilitar que las organizaciones de salud respondan a la emergencia. Las organizaciones lucrativas y no lucrativas están ansiosas por enfrentar la reciente crisis de salud pública para responder de una manera responsable que permita la continuidad de sus operaciones. En todo el mundo, las organizaciones están reconsiderando la forma en que operan; y en cómo se producen, gestionan y distribuyen sus servicios o productos, para que su rendimiento y calidad no se vean comprometidos.

 

La tecnología ha demostrado ser una excelente herramienta para que las organizaciones cumplan con el distanciamiento físico, la mejora de las medidas de higiene y la facilitación general del trabajo y la prestación de servicios a distancia. Siendo honesto, la tecnología moderna ha sido clave tanto para la propagación del virus como para las contramedidas para ralentizar la transmisión. Los aviones transportaron virus dentro de huéspedes humanos de un país a otro, mientras que las telecomunicaciones nos han permitido reaccionar rápidamente y modificar muchos de nuestros comportamientos como seres humanos. Reducir la interacción social física ha sido un desafío, pero estamos aprendiendo a reducir el contacto físico en nuestras rutinas laborales, sociales, de ejercicio y de alimentación. Hemos estado utilizando la tecnología para facilitar esta transición en todos los aspectos de nuestras vidas. Entre otros, los sistemas de seguridad tradicionales se están ajustando para adaptarse mejor a estas necesidades, dando nuevos usos y ampliando funcionalidades a sistemas como cámaras de videovigilancia, plataformas de control de acceso y sistemas de detección de intrusos.

 

Muchos institutos de salud han informado que uno de los principales síntomas del virus COVID-19 es la fiebre. Todos hemos oído hablar de soluciones preliminares de escaneo para detectar altas temperaturas en el cuerpo humano y dar la alarma para tomar medidas y prevenir la diseminación de la enfermedad. La temperatura alta es un síntoma de muchas otras enfermedades, por lo que no determina que alguien tenga COVID-19 precisamente. Las cámaras termográficas de videovigilancia y las cámaras termográficas portátiles pueden ser muy precisas en la lectura remota de la temperatura en las condiciones adecuadas. Las cámaras termográficas no son una tecnología nueva, se utilizan desde hace años para prevenir incendios en minas y basureros, así como para la detección temprana de maquinaria dañada. Recientemente se ha implementado con éxito en aeropuertos para evaluar y reducir el riesgo de los pasajeros. Otras soluciones más sencillas y rentables como los módulos frontales térmicos integrados a los sistemas de control de acceso ayudan a hacer cumplir las nuevas normas de salud como el uso de una mascarilla; mientras que la lectura de la temperatura de una persona se puede implementar en lugares de menor tráfico como oficinas pequeñas o tiendas. Otras tecnologías como los termómetros de muñeca independientes y los termómetros infrarrojos se están utilizando ampliamente para tomar lecturas manualmente.

 

Pero, ¿qué tan efectivas son estas medidas en el caso de COVID-19? La Organización Mundial de la Salud menciona en su sitio web oficial ( https://www.who.int/home ) que la transmisión del virus ocurre principalmente de personas con síntomas, pero también se puede transmitir de personas antes de desarrollar síntomas o de personas sin síntomas. Esto significa que la detección de fiebre alta en personas asintomáticas y presintomáticas no generará ninguna alarma. Por ello, llevar mascarilla, mantener el distanciamiento social, lavarse las manos con frecuencia y desinfectar los espacios siguen siendo prácticas que se deben realizar incluso cuando no se ha detectado alta temperatura.

 

Los análisis de video ejecutados en sistemas de videovigilancia se pueden aplicar para automatizar el uso de mascarillas faciales, contando a las personas que entran y salen de los lugares para respetar la ocupación máxima o para imponer el distanciamiento social en el interior detectando multitudes o personas demasiado cerca en las colas.

 

Otro hecho relevante expuesto por la Organización Mundial de la Salud es que los datos de laboratorio sugieren que las personas podrían ser más infecciosas en el momento en que desarrollan los síntomas o alrededor de esa fecha. Es por eso que la detección de altas temperaturas es una herramienta tan valiosa para prevenir la propagación de la enfermedad. Al considerar aplicar tecnología termográfica en la entrada de una instalación, es importante considerar el flujo de personas, la distancia de lectura, la precisión del dispositivo y seguir las recomendaciones de los fabricantes para las mejores prácticas de instalación. Para la mayoría de las soluciones, la precisión es mucho mejor si el entorno está controlado y preferiblemente en interiores.

 

Esta pandemia nos ha desafiado a todos a ser más conscientes y considerados con los demás. Al usar una mascarilla y seguir las recomendaciones de salud pública, no solo se cuida a sí mismo sino a los demás. Se está convirtiendo en una gran responsabilidad para cada uno de nosotros, ya sea que estemos sanos, infectados o no sepamos si lo estamos, proteger a los demás siguiendo las pautas. Las empresas y organizaciones tienen el deber de llevar esta responsabilidad a un nivel superior, repensando cómo el trabajo desde casa, los espacios de trabajo más seguros y acondicionados, y los diferentes modelos comerciales en general, pueden reducir los riesgos de propagación del COVID-19. La mayoría de las empresas han hecho su parte, y los servicios como compras en línea, y productos y servicios a domicilio han ganado fuerza en el mercado.

 

Todos tenemos que poner en práctica nuestra paciencia, solidaridad, adaptabilidad y creatividad para sacar lo mejor de esta situación. Todavía queda mucho por aprender y comprender el verdadero impacto (ojalá positivo) de nuestros nuevos comportamientos para la humanidad y el medio ambiente.

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